Hojas en Blanco

Como leyeron en nuestro último newsletter o vieron en nuestra página de Instagram, este fin de semana largo fue la doceava edición de la Primavera del Libro.

Con un sol y un parque preciosos, más de 54 mil personas asistieron al Inés de Suarez durante los tres días que duró la feria, según cifras de la organización. Como equipo fuimos parte de esta multitud y aprovechamos de conversar.

Lo principal, y que no es muy leal al título de la nota: plata. Para el gremio independiente, las ferias es una fuente de ingresos importante. Sin los intermediarios de las distribuidoras y las librerías, que no dejan de llevarse una buena tajada de cada ejemplar vendido, el negocio se hace algo más rentable.

“La Primavera es una instancia cultural súper importante para fortalecer la industria nacional del libro. Junto con La Furia, son un aporte económico fundamental para las editoriales independientes. Al menos a nosotros, nos ayuda a tener capital, incluso, para financiar novedades del año siguiente”, señala la coordinadora editorial de Banda Propia, Carolina Ruiz.

Si a esto se le suma el descuentito que hace cada editorial, que varía de nada a un 20%, es posible ver a una que otra persona con un turro de libros bajo el brazo y, atrás de las mesas, a los trabajadores editoriales sonriendo. Postales que no son tan comunes en el día a día.

Pero más allá del dinero, para quienes participan de la feria lo más importante es la posibilidad de contacto con los lectores. “Para nosotros es súper importante, porque es el minuto en el que podemos tener comunicación con quienes leen nuestro catálogo. Vamos conociendo a los lectores más afines, feedback, qué les ha gustado, qué no. También poder recomendar directamente”, confiesa Daniela Escobar, editora de Overol.

Concuerda con esto Axel Pickett, director editorial de Cinco Ases. “Esto que la gente se te acerque, te pregunte por el libro. Quizás no lo compra, pero muestras el catálogo. Esa instancia de contacto entre editorial/lector no tiene precio. Y cuando alguien te dice ‘los encontré, quería mucho este libro’, se te hincha el corazón de orgullo y de alegría”.

Quizás algunos con más gracia que otros, es cierto que la dinámica de la feria propicia ese diálogo. Conversar una que otra cosa caminando de un puesto a otro. Aprovechar la oportunidad de que haya alguien más en un mismo metro cuadrado que quiera hablar de libros. “Es una instancia cercana de encontrarnos con nuestros lectores, con nuestro público. Conversar con las personas, recomendar nuestros libros”, remarca Ruiz de Banda Propia.

Puede parecer irrelevante, pero a nuestro juicio son estas pequeñas cosas las que contribuyen a entender de que hay algo más en el ruedo literario nacional que solo premios y lanzamientos.

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